lunes, 22 de diciembre de 2008

No me gustan los skaven

Esta noche he soñado que era un skaven, ya sabéis, uno de esos repugnantes hombres rata que corretean por las alcantarillas.

Estaba en una habitación pequeña y sólo podía salir por un hueco de apenas dos gomas de borrar de alto (las gomas de borrar en cuestión estaban ahí, en mi sueño) y trataba de meter el ocico por el hueco y me raspaba y me agobiaba mucho.

El caso es que, por esas cosas que tienen los sueños, resulta que de repente no había techo y podía salir por encima de la pared.

Estaba en las ruinas de una especie de castillo y hacía frío y lloviznaba y yo estaba terriblemente incómodo y alguien me perseguía... Y entonces pasé a otro sueño que no recuerdo.

El caso es que no me gustan los skaven, seres que sólo piensan en su propio beneficio y traicionarán a todos los que le rodean, a veces, incluso aunque esa traición no les reporte ningún beneficio, simplemente por inercia y necedad.

Por qué sé tanto acerca de los skaven, pensaréis. Muy sencillo, una vez conocí a un skaven, concretamente una hembra. Era pequeña y de vientre abultado, lo que le proporcionaba un aspecto esférico y grotesco.

En un principio no desconfié de ella. Cierto era que a veces realizaba afirmaciones exageradas y poco inteligentes, pero ser tonto o exagerado no es tan terrible. Pero el caso es que me traicionó, sin motivo, casi por placer, y eso no lo aguanto.

Así que por eso jamás de los jamases volverá a entrar un skaven en una de mis guaridas. Ni de coña. Y si lo hace será como enemigo y lo aplastaré con mis hordas de orcos, no muertos, guerreros del caos y bichos malos en general ñiajiajiarajiajajaja... ay, que bueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario