
Bienvenidos, mis asquerosos secuaces, a una entrega más de esta colección de villanos, aunque esta vez me temo que el título no es fiel al contenido, ya que hoy voy a despacharme a gusto con un villano que me asquea particularmente y desde luego no merece la calificación de "grande".
¡Me refiero al cobarde y trepa de Sephirot!
¿Cobarde y trepa? habréis pensado. Sí, en efecto, este tipo que se cree que por ir por ahí con tres de las cosas que más les gustan a los japoneses (pelo blanco, gabardina negra y ATI, o Arma de Tamaño Imposible) y por adjudicarse unos cuantos méritos que no son suyos puede ir de malo carismático por la vida.
¿Pero Morcar, qué dices de adjudicarse méritos, si Sephirot mató a Aeris en una escena grandiosa?
Bien, mis queridos secuaces, ahí cometéis dos graves errores:
1.- Para vosotros soy el Señor Supremo, no Morcar (a mi no me tutea ni Sigmar).
2.- Sephirot NO mató a Aeris.
Ah bueno, eso lo dices porque Aeris podía resucitar en nosequé versión especial del juego con nosequé truco, ¿no?
Error otra vez, lo digo porque Sephirot estaba metido en un capullo en el cráter ese del final.
Pero... (empiezo a sentir vuestra confusión, mwahahahahaha) el que salía matando a Aeris era Sehpirot, es más, te tiras todo el juego persiguiéndole.
Y otro error más (como buenos secuaces que sois, cometéis infinidad de errores), eso que persigues durante todo el juego y que, ciertamente, tiene el aspecto de Sephirot, no es otra cosa que Jénova, la "madre" de Sephirot, que toma la forma del chuloperas este para viajar (una masa de tentáculos llama mucho la atención, supongo).
Entonces... Sephirot....
Efectivamente, a penas hace nada en todo el juego, tan solo esperar en un capullo a ser liberado para invocar un meteorito. Punto.
Pues vaya...
Sí, un malo bastante pasivo, ¿no creéis?
Yo propongo una cosa, retirad vuestra adoración a tamaño farsante y uníos a mí en la adoración a Jénova, la auténtica mala malísima del Final Fantasy VII.
¡¡¡Siiiiiiiiiiií, yujuuuuuuuuuu, viva Jénovaaaaaaaaaa!!!

Así me gusta, patéticos y dóciles secuaces, seguid mis dictámenes y pronto conquistaré el mundo... ñiajañiajajajajajiajiajiajiaaaaa.
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